Sunday, October 12, 2008

LA VIDA ES SUEÑO. CASA CON DOS PUERTAS MALA ES DE GUARDAR

Calderón de la Barca, Pedro; LA VIDA ES SUEÑO. CASA CON DOS PUERTAS MALA ES DE GUARDAR; Editorial Ramón Sopena, Barcelona, 1985.
Nos encontramos ante dos obras maestras del teatro calderoniano, publicadas en un sólo libro. Pedro Calderón de la Barca (1600-1681), escritor del barroco español, vivió una época y vida apasionantes, con acontecimientos tristes como la debacle de la hegemonía española (batalla de Rocroi, etc. -recordemos que fue soldado-), u otros más alegres, como seguro fue su ordenación sacerdotal en 1651. Autor prolífico de obras teatrales, redactó tanto comedias (La vida es sueño) como dramas (El Alcalde de Zalamea) y autos sacramentales, auténticos tratados teológicos. Sus trabajos están llenos de pensamiento cristiano (como no podía ser de otra manera, sobre todo, por la época que tratamos, y porque iba a ser sacerdote), y de ideas tan simbólicas en la España del siglo XVII como el honor y la fidelidad al Rey. Pasemos a analizar brevemente las dos obras que nos ocupan.
La vida es sueño: comedia teatral filosófica que transcurre en Polonia, aunque bien podríamos decir que se trata de un reino imaginario. Narra la "vida y fortuna" de Segismundo, que habiendo nacido príncipe (cosa que él no sabe en principio), tiene que vivir confinado en una torre, preso, por el miedo del Rey, su padre, a que la astrología tenga razón, y como ésta dice, pudiera ser causa de desastres para el país si se producía su reinado. Segismundo a lo largo de la obra va meditando sobre los extraños sucesos que llegan a su vida, y llega a la conclusión de que esta vida terrena es como un sueño, del que sólo despertaremos con la llegada de la muerte, con la entrada a la verdadera vida; como vemos, aunque esta idea resulta triste y dura de cara a la vida terrena, debemos reconocer que está impregnada de pensamiento cristiano.
En Casa con dos puertas mala es de guardar, estamos ante una comedia amorosa de enredos, en la que se ve una velada advertencia para que las relaciones estén enfocadas desde la sinceridad y la transparencia: amor cristiano. Así, Marcela y Celia aprenderán a lo largo de la novela que en esos temas, es mejor no enmarañar. Un poco machista, eso sí, típico de la época, jajaja: las liantas son las mujeres; pero no hay que darle más relevancia al hecho. Aparte, se ve claramente también el concepto de la honra, como en la obra anterior.
Muy recomendables ambas obras, para conocer una porción de la historia de nuestra literatura, de clara tradición católica.

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