JESÚS Y JUDAS. UN DRAMA DEL SIGLO I
Vidal Manzanares, César; JESÚS Y JUDAS. UN DRAMA DEL SIGLO I; Planeta, Barcelona, 2007.
En esta ocasión, el erudito César Vidal se encarga de analizar, con la totalidad de las fuentes históricas disponibles, cómo fue posiblemente la relación entre Jesús y Judas, el apóstol que traicionó al Señor. Está claro que la idea de realizar esta obra apareció a partir de la noticia dada por National Geographic, creo que en 2006, anunciando el análisis del famoso Evangelio de Judas, obra que como bien sabe la Iglesia Católica, y de forma estupenda explica César Vidal, no es más que un trabajo del siglo II d.C. (aproximadamente), y uno más de los escritos nógsticos que intentaron hacerse pasar por fuentes cristianas de primera época, con la intención de infiltrarse en el Cristianismo. Así, introducen el personaje de Judas para darle credibilidad. El Gnosticismo era una secta completamente herética, que consideraba al Dios del Antiguo Testamento como maligno, al igual que toda su creación. Por tanto, el hombre estaría preso en el mundo material, por lo que Judas no hizo más que liberar a Jesús.
Dejando este tema aparte, la obra toca otros muchos temas, como el contexto histórico en que vivieron ambos personajes, el contexto religioso, con las distintas ramas del Judaísmo, y el contexto social (igual que en la obra El Documento Q, del mismo autor). El resto de la obra, el grueso, digamos, es un análisis profundo de las fuentes históricas, para explicar la vida pública de Jesús, haciendo hincapié en su relación con Judas. Eso sí, tenemos que tener en cuenta que Vidal defiende en la obra las ideas protestantes de la Justificación por la fe, y de la ausencia de presencia real de Cristo en la Eucaristía, asuntos que, sinceramente, creo que el Nuevo Testamento quedan bastante claros, con los pasajes de la Institución de la Eucaristía, siguiendo las propias palabras de Cristo (Mt 26, 26-28, Mc 14, 22-24, Lc 22, 19-20, y 1Co 11, 23-25), y con los textos paulinos, en los que se ve que la fe debe estar acompañada por las buenas obras, y que la Iglesia Católica ha sabido interpretar correctamente, desde mi humilde punto de vista. Por tanto, una magnífica obra, a pesar de que los católicos disentamos en esos dos puntos, con motivos más que justificados.